Hay un inmenso edificio que parece un templo romano; pero ni es del Imperio ni es un templo; aunque Quasimodo, Athos, Porthos, Aramis y D’Artagnan le rinden culto a sus padres. Por algunos años, fue el sitio construido más alto de su ciudad, pero no es la Torre Eiffel ni Sacre-Coeur. Fue el lugar donde finalizó el cortejo fúnebre más multitudinario de la historia de Francia, pero no es un cementerio.
Sí, un mausoleo; pero está rodeado de estudiantes, no de tumbas. Hace 170 años un físico colgó un péndulo del techo y demostró que la Tierra rotaba, pero no es un laboratorio astronómico. En mayo de 1968 quedó envuelto por un estallido popular; pero estos no tenían guillotina, eran universitarios y obreros y su protesta dio la vuelta al mundo.
TEMPLO ROMANO, IGLESIA CATÓLICA, MAUSOLEO
Qui sum? (¿quién soy?) Ante todo, no es romano, pero hace bien en confundirse, porque lo parece. El Panteón de París tuvo un poco de cada cosa. Fue pensado por un rey (Luis XV) para que sea una iglesia católica, pero se terminó de construir en 1789, mal año para ser iglesia cristiana en Francia (la Revolución era antimonárquica y anticlerical).
Entonces se decidió que quedara como monumento a los hombres de la Revolución (Rousseau, Voltaire), pero la República no vino tan rápido como se esperaba y, según los vaivenes de los distintos gobiernos posrevolución, entraban o salían la cruz, las sillas para orar y el letrero: «Aux grands hommes, la patrie reconnaissante». De iglesia a mausoleo, de mausoleo a iglesia. Así fue por varios años, hasta que se estabilizó como espacio civil y de culto, pero a ningún dios, sino a hombres y mujeres ilustres de Francia.


En el subsuelo están sepultadas figuras importantes para la historia de Francia: Jean Jaures, Victor Hugo (el autor de Notre-Dame de Paris tuvo un cortejo multitudinario, con millones de personas desde el Arco de Triunfo), Alexandre Dumas («todos para uno y uno para todos«), Émile Zola, Louis Braille (el inventor del sistema de lectoescritura para no videntes) y los Curie (fundamentales en el área de la radioactividad).
Para conocer la vida y obra de estas personas, cuyo legado en muchos casos involucra a toda la Humanidad, puede hacerse un recorrido entretenido por la cripta o hacer uso de la biblioteca multilingüe con los trabajos de los «huéspedes» (como le dicen en el Panteón).

EL PÉNDULO DE FOUCAULR
Hace 170 años un científico francés colgó de la cúpula del Panteón una bola de plomo maciza sostenida por un cable (lo que se conoce como «péndulo») y demostró que la Tierra giraba sobre sí misma. El experimento, simplificado, es así: el péndulo, sujeto al techo, se lo hacía oscilar (ir y venir, ir y venir) y con el tiempo cambiaba de dirección.
Es más, tardaba 31 horas (¿cerca de 24, es decir un día?) en volver a su posición original (hacer 360°). ¿Por qué? Una de dos: o se movía el péndulo o se movía el piso.
El péndulo estaba fijo, o sea: se movía el piso. ¿Qué quiere decir? Que la Tierra rotaba. La puesta en escena, inmensa y espectacular, ocupa el centro del Panteón.

VISITAR AL PANTEÓN DE PARÍS
Durante algunos años, antes de la Torre Eiffel, el Panteón fue el punto más alto de la ciudad. Para hacerse una idea de cómo eran las vistas panorámicas de entonces y para aprovechar las actuales, hay visitas a la cúpula.
Algunas son todos los días, se compran en el lugar y en el momento («Visita de las alturas»); otras («Visita de las partes altas») son de abril a octubre, con cupos limitados y hay que reservarlos con anticipación al mail: secretariatpantheon@monuments-nationaux.fr
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