«Hasta que los leones no se inventen sus propias historias, los cazadores serán siempre los héroes de las narraciones de caza», dice un proverbio africano.
El libro La confesión de la leona nos traslada a una aldea del Mozambique fantástico y real. El despliegue mágico de Mia Couto no tiene fin: una fábula novelada; una mujer, un cazador y un mundo patriarcal que no cualquiera puede/quiere relatar.
Hasta ahora las leonas no han podido contar la historia, la mayoría de las mujeres tampoco. Un escritor-biólogo-mozambiqueño, prisma bien particular, les da voz a las dos: realismo mágico africano.
LA CONFESIÓN DE LA LEONA – MIA COUTO
En Kulumani, una aldea al noreste de Mozambique, las mujeres están siendo atacadas por leonas; y los ancianos llaman al «último cazador». Miamar tiene 36 años, acaba de enterrar a su hermana y sobrevive en una comunidad machista. Para ella es una oportunidad de huir; para Arcángel Baleiro, de hacer justicia a las fieras. Los dos narradores confesarán sendas versiones del cuento.

Couto se formó con poesía portuguesa y se graduó en Biología, lo cual explica todo y nada al mismo tiempo. Amalgamar las dos disciplinas le ha dado una visión sobre los sin voz, en el libro La confesión de la leona las miradas aprehendidas se desarrollan de manera perfecta.

«Vivo en un país en el que la violencia contra la mujer es una cosa con niveles de crueldad enormes; pocos lugares peores que Mozambique en este sentido».*
Una novela que denuncia la situación opresiva de las mujeres en un sistema que parece justificarla a partir de sus usos y costumbres, que crea –asimismo– un ecosistema único de hombres y animales, y que se desarrolla a través de un estilo sumamente lírico.
Las fronteras lingüísticas y estilísticas desaparecieron en Mia Couto. Leerlo produce la sensación de entrar en una dimensión fascinante.
-MALENA FERNÁNDEZ
«Lo que probablemente sea común a todas las naciones africanas es cierta capacidad de escuchar y de vivir historias; y de tener una relación con lo divino, una relación muy abierta y tolerante. Una relación que permite que los dioses, siempre en plural, sean muy próximos y familiares.
Los dioses aquí pertenecen a la familia, no a la institución. En África, no se reza, aquí se conversa con los dioses. Es como si el cielo estuviese tan cercano que se pudiese casi tocar».*

LITERATURA AFRICANA: LA CONFESIÓN DE LA LEONA
«Las primeras historias que nos cuentan de niños son historias en las que no existen las fronteras entre lo humano y lo animal, que hablan de duendes y hadas. (…) se trata de algo universal, aunque sea el africano hoy quien mejor las entienda al carecer de fronteras mentales entre la realidad y la magia».*
En Mozambique, y uno de los puntos comunes de la mal llamada literatura africana, la intersección entre lo fantástico, lo divino y lo real existe como una cosa presente en la vida cotidiana. No hay historia que se pueda construir desde otro lugar.
¿Dónde empieza entonces el Mozambique real y dónde el imaginario? Imposible limitarlos en la expresión de Couto. Ni la política se libra del ensamblaje: en su país, antes de argumentar, en plena sesión, los parlamentarios deben contar una historia.
El libro La confesión de la leona se basa en hechos reales, lo original y magistral resulta de colocarse en otros focos. Resuena la frase del vietnamita Ocean Vuong: «la poesía aparece donde los titulares no alcanzan».
ÁFRICA 55: MIA COUTO
Las lecturas de ÁFRICA 55 comparten existencias que debemos dejar de pensar como exóticas para concebirlas como una de las tantas posibles. Para Mia Couto, Mozambique es su casa y el punto de referencia de todos sus libros. África, para nosotros, constituye una eterna desconocida. Y el escritor mozambiqueño es tan múltiple en sus cosmovisiones e identidades como África, por ello lo propongo y por ello existe África 55.
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*Entrevista para LETRAS LIBRES
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