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Siempre hemos vivido en el castillo

Siempre hemos vivido en el castillo

En un mansión cerrada con candado, una jovencita algo lunática es aficionada a los libros, las flores y las cucharitas. Le perdonamos la insania aunque preferiríamos no tenerla de chef. La cena está servida.

Siempre hemos vivido en el castillo, de Shirley Jackson, una autora para inquietarse y para inspirarse (pregúntenle a Stephen King). Estados Unidos, crisol de etnias, culturas y geografías. Dejen de lado los rascacielos de Manhattan y los shoppings de Florida y vuelen a un pueblo remoto de los años 60, donde la gente mira con recelo a cada  desconocido que levanta polvo de las carreteras y que altera levemente a los animales. Y a las personas.

 

SIEMPRE HEMOS VIVIDO EN EL CASTILLO – SHIRLEY JACKSON

Ed. Minúscula y sus bellas tapas.La casa de los aristocráticos Blackwood quedó semivacía desde la fatídica –aunque deliciosa– cena familiar que los redujo a tres. Seis años han transcurrido desde el juicio del que Constance fue absuelta. Ella, Mary Katherine y el postrado tío Julián comparten con dulzura un aislamiento autoimpuesto, ajenos a las habladurías del pueblo.

“Me llamo Mary Katherine Blackwood. Tengo 18 años y vivo con mi hermana Constance. A menudo pienso que con un poco de suerte podría haber sido una mujer lobo, porque mis dedos medio y anular son igual de largos, pero he tenido que contentarme con lo que soy. No me gusta lavarme, ni los perros, ni el ruido. Me gusta mi hermana Constance y la Amanita phalloides, el hongo mortal. El resto de mi familia ha muerto”.

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Merricat, la narradora, de humor socarrón y aparente fragilidad, nos envuelve enseguida. Su irresistible magnetismo radica también en la sospecha de que ella sabe algo que nosotros no, y Jackson como buena encantadora juega con eso.

La inquietante novela maneja muy bien el suspense. El tío Julián, un personaje excéntrico cuyo sentido de la realidad es bastante dudoso –como el de todos los que habitan la mansión– distiende con humor y agiliza el tempo. La llegada del primo Charles alterará el ritmo del relato y a la perturbada protagonista que intentará mantener el status quo, es decir: la feliz locura de las hermanas. Hay amores que matan, o envenenan.

 Siempre hemos vivido en el castillo de Shirley Jackson
Elisabeth Moss, de «El cuento de la criada» a protagonizar «Shirley».

Minuciosa y sutil; Shirley Jackson ha creado su propio monstruo eligiendo cada frase con astucia. Ni Frankenstein, ni Drácula,esta criatura humana y macabra seduce tanto que no podemos mirarla a los ojos: nadie quiere que un buen sortilegio se esfume. Siempre hemos vivido en el castillo, una exquisitez de la literatura norteamericana gótica.

-AGUSTINA MATHUS


SHIRLEY JACKSON Y SIEMPRE HEMOS VIVIDO EN EL CASTILLO

«Todo el tiempo que estoy haciendo camas y lavando platos y conduciendo a la ciudad por zapatos de baile, me estoy contando historias».*

Shirley Jackson
La bohemia en donde se movía Jackson no cuadraba con la maternidad. Como entre las amas de casa no cuadraba ser escritora. 4 hijos y 15 libros y 100 relatos hablan por sí mismos.

SIEMPRE HEMOS VIVIDO EN EL CASTILLO: TERROR DOMÉSTICO

Nueva Inglaterra, esta enorme región de Estados Unidos, de pasado colonial, conocida por sus otoños y bosques, ha inspirado historias terroríficas y góticas, a Lovecraft y a Stephen King; y han surgido calabazas con ojos en llamas, payasos asesinos y cuervos de poco fiar.

Si tenemos una escritora que cree en fantasmas, con mucha imaginación y conocimientos de brujería, pues he aquí el combo de Siempre hemos vivido en el castillo. El terror doméstico comienza en el hogar y se funda en la asfixia, la paranoia y la neurosis. Shirley Jackson, como otras mujeres, se sintió encerrada en un época opresiva con rutinas opresivas.

La mirada psicológica detrás de Siempre hemos vivido en el castillo, y de La maldición de Hill House, traumas, soledad y conductas patológicas, es una parte de la experiencia de leerlo.

LA LOTERÍA

En 1948 se publicó The lottery, un relato corto que transcurre en un pueblo aparentemente ordinario, con gente aparentemente ordinaria, excepto porque participan en un escalofriante ritual de lapidación. La gente, espantada, escribió cientos de cartas al diario The New Yorker. Hoy se lee en las escuelas secundarias.

BUENAS NOTICIAS: CINE + LIBRO

Siempre hemos vivido en el castillo, de Shirley Jackson (We have always lived in the Castle) tiene versión en cine. Además, acaba de estrenarse «Shirley», un film del que el hijo de Jackson quedó disconforme: «Quien lo vea sin saber nada de mis padres va a quedarse con la idea de que ella es una loca alcohólica y él un mal crítico».

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*Nota de Ruth Franklin para The Cute

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