En la Tierra somos fugazmente grandiosos

En Vietnam los sentimientos no se dicen con palabras, se expresan con servicios: sacar canas, apretar a tu hijo en las turbulencias de un avión. Literatura vietnamita actual no bélica.

En la Tierra somos fugazmente grandiosos, de Ocean Vuong: grandiosa experiencia de lectura. Ocean Vuong le escribió una carta con forma de novela a su mamá con la impunidad y la frustración que da un detalle: Rosa (Hồng) es analfabeta.

EN LA TIERRA SOMOS FUGAZMENTE GRANDIOSOS – OCEAN VUONG

Nacer en Vietnam se anticipa con un lamento: las canciones de cuna comienzan con un gemido. Dijeron que Ocean Vuong era hijo de la violencia. El joven escritor piensa que su origen reside en la belleza. La clave para entender esta historia es que hereda las dos cosas: la belleza y la violencia.

La abuela de Ocean, Lan, escapó de un matrimonio no deseado a los 17, se prostituyó para sobrevivir y durante la Guerra de Vietnam se enamoró de un soldado norteamericano. Un día de lluvia se presentó con su bebé en un cuartel: la rodearon los fusiles y se orinó, pero los ojos del joven militar reconocieron los suyos en la recién nacida.

Ocean Vuong poeta Diáspora vietnamita

El amor de sus abuelos y una guerra que no conoció fueron el comienzo de la vida de Perro Pequeño.

En Vietnam el amor y el cuidado se expresan con servicios: sacar canas, apretar a tu hijo en las turbulencias del avión. O Escribir cartas. Vuong le dedica una, con forma de novela (no al revés), a su mamá.

Confesiones, reproches, agradecimientos que ella nunca va a leer porque es analfabeta. Una relación complejísima, una familia sin hombres y mochilas demasiado pesadas.

No soy un monstruo. Soy tu madre. Un monstruo no es algo tan terrible. Viene del latín monstrum, mensajero divino de la catástrofe.

Ser monstruo es ser una señal híbrida, un faro: un tiempo refugio, un tiempo advertencia.

Ángela Arambarri Azteca expresó lo que me atravesaba el cuerpo con este libro: nunca trabajé de jornalera en una plantación de tabaco ni como manicura, nadie me humilló por el color de mi piel ni por mis elecciones sexuales; nunca fui refugiada ni se me ampollaron las manos en mis tareas, no fui la primera de mi familia en aprender una lengua.

Vivencias tan ajenas en una Tierra tan ajena se me hicieron propias.

En la tierra somos fugazmente grandiosos se somete al juego no lineal de la memoria –creativa y atolondrada– entre el pasado y el presente; entre lo que vivimos, lo que nos contaron y lo que imaginamos.

La primera novela de Ocean Vuong –lírica y sutil; tierna y dura; íntima y genuina– se lee y se relee… lo que Rosa no puede.

-MALENA FERNANDEZ

OCEAN VUONG

¿Quién es Ocean Vuong? Nació en Saigón hace 30 años, se crio con su madre y su abuela en una campo de refugiados de Filipinas y en Estados Unidos.

“Mi vida y la vida de mi madre no hubieran sucedido sin la guerra. Pero a pesar de todo esto, dos personas se amaban, y la gran lección para mí como artista es que la vida siempre es más complicada de lo que permiten los titulares.

La poesía entra cuando las noticias no son suficientes «.*

EN LA TIERRA SOMOS FUGAZMENTE GRANDIOSOS Y LA PAZ

Entre 1955 y 1975, Vietnam del Norte y del Sur se enfrentaron en uno de los conflictos más terribles de la Guerra Fría. En la Tierra somos fugazmente grandiosos no es una novela bélica. Pero, indefectiblemente, la existencia de Vuong, de sus mujeres y de los ausentes está atravesada por bombas y rifles.

Rosa fue rechazada y maltratada por «casi blanca» en Saigón y deseó poder teñirse la piel. La deportaron de su país por mestiza. En EE.UU., volvió a percibir que su color importaba, a la inversa: demasiado oscura, demasiado amarilla. Lan recibió golpes por «traidora».

¿Y la identidad de Perro Pequeño? Como dice el escritor del Cáucaso Mirko Kovač: «las naciones son un mito, uno pertenece a las personas con las que comparte destino«.