El Cristo de Galeano nos mira desde lo alto de la Ciudad Maravillosa. El Redentor, el Corcovado, en palabras de uno de los mejores escritores uruguayos. Perdón, latinoamericanos. Perdón, universales.
CRÓNICA DE LA CIUDAD DE RÍO – Eduardo Galeano
En lo alto de la noche de Río de Janeiro,
luminoso, generoso,
el Cristo del Corcovado extiende sus brazos.
Bajo esos brazos encuentran amparo
los nietos de los esclavos.
Una mujer descalza mira al Cristo, desde muy abajo,
y señalándole el fulgor, muy tristemente dice:
«Ya no va a estar. Me han dicho que lo van a sacar de aquí».
«No te preocupes -le asegura una vecina-. No te preocupes:
Él vuelve».
A muchos mata la policía, y a muchos más la economía.
En la ciudad violenta, resuenan balazos y también tambores.
Los tambores, ansiosos de consuelo y de venganza, llaman a los dioses africanos.
Cristo sólo no alcanza.
En El libro de los abrazos

«En el fondo, uno busca a Dios en los demás. O en la naturaleza, entendida como una bella energía del mundo, que es a la vez terrible y hermosa.
¿Dónde está aquel Dios que tuve de chico y un día se me cayó por un agujerito del bolsillo y nunca más lo encontré? Después supe que lo estaba llamando por otros nombres». *

VISITAR EL CRISTO CORCOVADO
El Cristo de Galeano en Río de Janeiro, uno de las Siete Maravillas del Mundo Moderno (con el Coliseo, el Taj Mahal, Chichen Itzá, La Muralla China, Petra y el Machu Pichu), se alza en la cima del Morro Corcovado en el Parque Nacional de Tijuca.
¿Cómo llegar? En tren, en auto o con una excursión (recomendable, una buena hará la diferencia). ¿Cuánto cuesta? Depende de la época, cantidad de gente y edades. Un adulto en temporada alta: alrededor de 90 reales.
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