Prostitutas y mineros en la salitreras del Desierto de Atacama. Dupla indisoluble. Supervivencia, amistad, compañía y amor. Letelier registra otros actores sociales de la cultura pampina. Nadie como él para hablar del «desierto más cabrón del mundo».
La Reina Isabel cantaba rancheras, la novela más famosa de Hernán Rivera Letelier, comienza con la muerte de una célebre prostituta en una de las últimas salitreras chilenas. Un libro protagonizado por las otras mujeres del nitrato –ni las esposas ni las decentes–: las meretrices. Con ternura, picardía y poesía, las empodera.

LA REINA ISABEL CANTABA RANCHERAS – HERNÁN RIVERA LETELIER
«Después de ti el desierto se nos vuelve a quedar desierto, después de tu modo de amar y de cantar». La Reina Isabel nació, trabajó, vivió y falleció en una salitrera. La novela de Letelier parte con su plácida muerte y recrea escenarios y personajes de la prostitución en una Oficina.
El escritor omite, en esta historia, a las figuras icónicas del imaginario popular: el obrero y la familia. Prostitutas y salitreros solteros se adueñan completamente y con naturalidad de la pampa nortina, una de las geografías más inhóspitas y alucinantes del planeta.


Las mitológicas Ambulancia, Dos Por Cuatro y Chamullo se convierten en diosas del Desierto de Atacama. El onanista, el deforme, el loco y el poeta las acompañan como clientes, amigos y parientes.
La historia abre el submundo de hombres y mujeres solos en el medio de la nada, donde el sentido comunitario y los vínculos estrechos superan lo mercantil.
En la Reina Isabel cantaba rancheras el humor negro matiza los claroscuros subyacentes, la tristeza, la pobreza y la marginalidad. Rivera Letelier humaniza y romantiza talentos y carencias; valores y miserias.
La Reina Isabel cantaba rancheras combate la violencia discriminatoria. Un homenaje con forma de libro. Mucho mejor que un busto para que te recuerden, diría Banksy.
¿Feminismo en Rivera Letelier?
Claro que sí. Visibiliza y reivindica a todas las Reinas Isabel, las bautiza con simpatía y las dota de coraje, personalidad y poder de decisión.
La Reina Isabel habla de la muerte de dos leyendas: la mujer y una Era. En el ocaso de la industria salitrera, todo el campamento sabía que cualquier momento podía ser el final.

El esplendor industrial y la contención que daba una Oficina –como hogar y espacio socio-laboral– forman ya un pasado brumoso, vivido por pocos. Entre ellos, la Reina Isabel.
Mientras nos sumergimos en un relato tan rico en detalles y nuestra imaginación vuela; una voz con arena y polvo se cuela entre las páginas anunciando que la Oficina será un pueblo fantasma más del «desierto más cabrón del mundo».
-MALENA FERNÁNDEZ
HERNÁN RIVERA LETELIER
Escritor y minero en Atacama. Las salitreras y el desierto son el leitmotiv de Hernán Rivera Letelier. Su literatura, sus raíces y su historia parten y terminan ahí. El que sabe sabe.
«La Reina Isabel me cambió la vida en 180 grados, me puso patas arriba, me pasó de proletario a propietario, de minero a caballero”.*
«En 1974, cuando esto ocurre, yo trabajaba en la mina de Pedro de Valdivia. Un día estaba en el patio de los buques y llegan 3 niñas. Un amigo me dice que a la del medio le decían Reina Isabel. La miré y era una prostituta alta, fea, vieja pero con una actitud de reina, un andar aristocrático, se creía el cuento.
Esa fue la única vez que la vi. Una semana después, la encontraron muerta en su camarote. Me tocó mucho que el cura no había querido hacerle la misa porque yo me había criado en una familia donde Dios es amor».**
LA REINA ISABEL CANTABA RANCHERAS: GPS
- Sección: VULNERABLES
- Dónde y cuándo: alguna salitrera, Región de Antofagasta, Chile, América del Sur. 1974.
- Autor: Hernán Rivera Letelier
- Publicación original: 1994
- Pág.: 205
- TEMAS / TAGS: novela, proletariado, prostitución, sexo, amistad, pobreza, desierto, salitreras, literatura proletaria, literatura periférica, literatura federal, literatura chilena, literatura latinoamericana, literatura americana, Desierto de Atacama, Latinoamérica
CAPITALISMO, MINERÍA Y PROSTITUCIÓN***
Estudiar la presencia de prostitutas en las salitreras, explica la antropóloga F. Kalazich, resulta difícil porque los prejuicios morales han condicionado la historia oficial y porque el saqueo tras la parálisis de las Oficinas ha borrado sus huellas. Sin embargo, aún con esas limitaciones, su investigación aporta mucho al respecto.
Durante la Fiebre del Oro Blanco (1850-1930), los burdeles legales e ilegales proliferaron especialmente en los puertos. En las Oficinas –con el doble o triple de población masculina por sobre la femenina– estaban prohibidos.

Los días de pago los trabajadores –miles– buscaban satisfacción afuera. Ante el riesgo de que se contagiaran de enfermedades de transmisión sexual y bajara la productividad, los dueños de las compañías explotadoras dieron permiso a las prostitutas para vivir en las Oficinas, previa «fiscalización» en los hospitales salitreros.
Se instalaban en algún buque y trabajaban de día, además de cumplir tareas domésticas. Por la noche, cuando regresaba el pampino soltero, lo «atendían».
¿Qué sucede hoy en un país cuya economía se haya fuertemente sostenida por la industria minera (con origen en las salitreras)?
En el Desierto de Atacama, entre la Cordillera de los Andes y el Océano Pacífico, las prostitutas –soporte afectivo-sexual y facilitadoras del rendimiento laboral– continúan siendo clave para el sistema capitalista.
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*Entrevista radial para ADN/ **Conversación con PRHM / ***Fernanda Kalazich (Revista de Antropología Chilena, Universidad Católica del Norte).
Es enriquecedor remontarse a 1930 y la forma de vivir en las salitreras de solteros y familias En particular el afecto con el que las prostitutas llenaban el vacío de los hombres laburantes sin familia. Me puso frente a realidades que no viví pero sí conocí , y que se repetían en Atacama o en la Ciudad de Buenos Aires de igual forma en una sociedad patriarcal . Me interesó la diferenciación del lenguaje narrado y la pérdida de sentido en la traducción