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La muerte del sol

La muerte del sol, Yan Lianke, ciencia ficción

Ciencia ficción en una aldea de China en la sierra de Balou. Inexplicable y abruptamente, una noche entera, dormirse se transforma en pesadilla. ¿Dónde empieza? En un crematorio que corrompe las tradiciones funerarias de la villa y el alma de los vivos. Lianke y otra realidad: la del espíritu.

Si el libro de Yan Lianke La muerte del sol fuera una película de ciencia ficción costaría millones de dólares, cientos de extras, una guerra, efectos especiales y un final épico. En la novela, de múltiples significados, el sol no es el único en morir.

LA MUERTE DEL SOL – YAN LIANKE

Atardece en una aldea china de la sierra de Balou. Llega el sueño después de una jornada intensa. Inexplicable y abruptamente, (casi) todos entran en un sonambulismo colectivo, contagioso, que los vuelve suicidas, asesinos o ladrones.

Películas chinas de zombis
¿Cuándo comienza la acción? Con el desenfreno mortal de toda la villa. ¿Cómo detenerlos? Fotograma de la hiperviolenta película taiwanesa de zombis The Sadness.

Quienes logran no cerrar los ojos se mezclan con los «zombis» en un caos de locura y destrucción masivas. En una larguísima noche de terror, el amanecer podría salvarlos de la extinción. Por extrañas circunstancias parece que no llegará… ¿o sí?

Narrador: el «niño idiota«, naif, del pueblo. Su «pureza» lo mantendrá impermeable a la epidemia noctámbula.

EL PECADO ORIGINAL

En La muerte del sol, un crematorio de malas intenciones, una fortuna non sancta y morales evaporadas a costa de cadáveres son centrales en la historia: el pecado original.

Un personaje siniestro y otro que necesitará expiación –de manera extorsiva y a traición– rompen los ritos funerarios de los aldeanos, hurtando lentamente el alma de los vivos.

Y llegamos al quid de Lianke: su realismo espiritual. La realidad inmaterial, la del espíritu.

En 400 páginas abunda contenido macabro y necrófilo imposible de saltear. No es para cualquiera o para cualquier momento.

«Quien ofende a los vivos ha de honrar a los muertos».

Al también autor de El sueño de la aldea Ding, le interesa reflexionar sobre la vida y la muerte. Su cosmovisión abre un abanico de temas (algunos circulares, como Borges): filosóficos, históricos, éticos, espirituales, políticos.

La literatura de terror o de ciencia ficción apocalíptica entretiene, y asusta cuando sus inventos superan la imaginación. Fuera de esos límites, a menudo subyace otro mensaje, más profundo.

Si van a leer La muerte del sol, eviten que sea de noche; y si es de noche, eviten quedarse dormidos. Que descansen…

-MALENA FERNÁNDEZ


YAN LIANKE

«La vida en China es igual que en mi novela. La realidad y la fantasía son una misma cosa.

En el libro, unos familiares están esperando para incinerar a un difunto y dan dinero a quienes se encargarán de ese trabajo.Esto lo saqué de la realidad, me pasó a mí: cuando murió mi tío, mi hermano menor llegó con vino y tabaco para los de la funeraria porque ‘si no, no lo van a quemar bien’, decía.

De dónde es Yan Lianke
Según los parámetros de Yan Lianke, no escribe ciencia ficción o cualquier otro género occidental. Trata de realidad, no material: la del alma. Y la de su tierra. Foto: Henan, la provincia en China del autor / Unsplash

Lo que pasa en mi novela no va a pasar completamente en la vida, pero hay vinculaciones muy cercanas. En el libro, el pueblo entero está soñando, pero en mi pueblo es normal que tres o cinco personas se levanten sonámbulas y se vayan al campo a trabajar en plena noche».*


DÍAS, MESES, AÑOS: GPS

EL QINGMING

En China creen en la continuidad de la vida y el más allá, veneran a los ancestros y les piden protección. Entregan ofrendas y queman objetos de papel (desde billetes falsos hasta autos y relojes).

Los padres del protagonista subsisten fabricando y vendiendo artículos fúnebres: coronas, mortajas, dinero falso, dragones, maquetas de niños y niñas; caballos y vasijas de oro.

Qingming
«Quien ofende a los vivos ha de honrar a los muertos». Foto: canva.com

Alrededor del 5 de abril se celebra el Día de Muertos, el milenario Festival de Qingming.

LA GEOLITERATURA DE LIANKE: EL SOL

Algo ocurre entre Yan Lianke y el sol. ¿Quiso vengarse haciéndolo desaparecer en La muerte del sol tras Días, meses, años donde padecimos cada rayo? No funcionó: convirtió al mundo en un averno.

En el libro La Muerte del sol también muere el reloj. Las horas corren frenéticamente… o no. No lo sabemos con un sol ausente. Un noche se vuelve todas las noches; y el pueblo de Balou se va devorando a sí mismo en la oscuridad total.

En Días, meses, años el sol permanente derrite el calendario. Las horas se funden indiferenciadas… el tiempo se detiene. Todos los días se vuelven un único día; y los seres vivientes de Balou exhalan sus últimos suspiros bajo el fuego diurno.

Yin y yang. Foto: canva.com

El sol –vital en la primera novela; mortal en la segunda– protagoniza estas obras de Yan. Por defecto o por exceso, hace perder el juicio a los humanos y transforma la vida en un horror cuando el tiempo normal no funciona.

Días, meses, años y La muerte del sol –el yin y el yang– provienen de una cultura que respeta la vejez. Mientras parte del mundo lidia con el paso del tiempo, Lianke nos conduce –de maneras literarias extremas y opuestas– hacia ese transcurrir como algo natural y necesario.

 

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* Entrevista para El Espectador.

 

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