LOS BALCONES DE LA CAPITAL DEL PERÚ son muy antiguos. Aparecieron en la época colonial; con españoles, excelentísimo virrey, curia y evangelizadores instalados.
Los balcones de Lima, Patrimonio de la Humanidad, surgieron en la por entonces Ciudad de los Reyes (nombre de bautismo). La alta sociedad limeña era pacata, rigurosa y represora. Y los balcones tenían su razón de ser: ver sin ser vistos.
BALCONES DE LIMA: PARA ESPÍAS
Desde las pequeñas alturas de estas cajas en relieve, los funcionarios controlaban eventos y fiestas públicas. Las mujeres, protegidas de conductas pecaminosas, respiraban aire fresco y observaban el mundo exterior sin preocupar a padres y esposos.
LAS TAPADAS LIMEÑAS
Las limeñas eran pícaras. Adoptaron un vestuario que puso nerviosos a muchos: ‘saya y manto’. Salían a la calle completamente ocultas de pies a cabeza dejando entrever sólo un ojo: se llamaban las ‘tapadas’.
Más de una vez, funcionarios y religiosos intentaron abolir el misterioso atuendo porque fomentaba la «ligereza de la moral femenina» e incitaba al desborde público y a la agitación de los caballeros.
Desde los balcones, con los rostros desnudos, las damas acataban las normas sociales. Afuera, cuando se calzaban el disfraz, parece que era imposible reconocerlas. Dicen que las más pillas y valientes supieron aprovechar la confusión del camuflaje.
Estas verdaderas obras de arte ebanista, Patrimonio de la Humanidad, sobresalen de edificios públicos y casas particulares. En distintos estados de conservación, se los puede ver en la zona céntrica, en la Plaza de Armas y sus alrededores.
Para visitar Lima, les dejamos una pequeña guía. Lima: historia, mar y sabores.
Así como recomendamos un paseo por Miraflores, no perder la gastronomía peruana bajo ningún punto de vista (¡ hay que saborear un rico pisco sour y cualquiera de sus platos, o todos!) y dar vueltas con o sin guía por el centro; aprovechen para curiosear los balcones de Lima: ¡están ahí, a la vuelta de la esquina!
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