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La Deseada

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Carnaval de invierno de Guadalupe. Tradicional desfile en Pointe-à-Pitre. Así y aquí comienzan el libro y la vida de la protagonista. Foto: Mstislav Chernov, Wikimedia Commons.

Una pequeña isla de las Antillas guarda, tal vez, un origen o una respuesta para una mujer que carga la herencia familiar de maternidades no deseadas, orfandades y bastardías.

La Deseada, de Maryse Condé: saga familiar –poco tradicional y no lineal– de mujeres luchadoras. Abuela, madre, hija. Una novela definida por lo que cada una de ellas pudo hacer con el desamor, las carencias y los deseos de ser feliz.

Actualmente el archipiélago de Guadalupe (Karukera, antes de Colón; Santa María de Guadalupe de Extremadura, rebautizada por Colón; y Gwada para los criollos) cambió de estatus: de colonia a provincia francesa de ultramar. Nunca se independizó: deseo de Maryse Condé.

LA DESEADA – MARYSE CONDÉ

Marie-Noëlle nace en medio del ruidoso carnaval guadalupeño (como la autora), del vientre de una adolescente moribunda y abrazada por una nodriza estéril que se enamora de la bebé a primera vista.

La niña-mujer-adulta y el libro crecen con un «secreto». Develarlo imprime cierto misterio y conduce una narración que alterna líneas temporales. Pero «ese algo por saber» soporta significados transversales.

¿Qué es La Deseada? Un isla real del Caribe, la maternidad romántica y funcional (en los extremos, las sufrientes Yermas de Lorca y las Anas Bolena que se jugaban la cabeza en el útero) y la felicidad; a veces oculta tras la necesidad de sobrevivir a la pobreza, al hambre y a la soledad.

Un árbol genealógico –el de Marie-Noëlle, Reynalda y Nina– se origina a partir de maternidades no deseadas, bastardías y orfandades. El complejísimo vínculo madre-hija, irreversible en el rechazo, duele pero se comprende.

Casi 100 años de historia. De la explotación algodonera a las generaciones actuales que se quedaron en el archipiélago o que partieron a la metrópoli o a otros horizontes.

París de La Deseada, feo y gris. «Por aquellos años la barriada Jean Mermoz no se diferenciaba en nada al resto de los guetos del extrarradio. Deprimente, pero tranquilo». Foto: Lionel Allorge Wiki Commons de la estación de tren del distrito de Savigny-sur-Orge donde vivió Marie-Noëlle y su madre, Reynalda.

Maryse Condé –como Chimamanda en Estados Unidos, tomó conciencia del color de su piel en Europa– escribió este relato de las periferias: de Guadalupe y las orillas marginales parisinas y estadounidenses; de negros; de antillanos y africanos; de afroeuropeos y afroamericanos. Detrás de La Deseada, Maryse Conde denuncia la colonización y sus estragos.

-MALENA FERNÁNDEZ


MARYSE CONDÉ

La escritora guadalupeña ‘supo’ que era ‘negra’ a los 16 años. Le importa la identidad aunque no la pertenencia a grupos ni las etiquetas: ‘francesa’, ‘negra’ o ‘feminista’ no le sientan.

«Escribí La Deseada como respuesta ante los males de una sociedad en particular: la mía. Quería denunciar la forma en que se trataba a demasiados niños, traumatizados por la ausencia del padre».

Martha Alonso¹ ha contado en una entrevista sobre la infancia y adolescencia de Condé en la Guadalupe colonial; cómo a los 16 años pisó la metrópoli, París, y descubrió que no bastaba hablar francés para ser francesa.

Hasta entonces ella no se sabía a sí misma ‘negra’ ni por qué había negros en las Antillas. Cuando conoció sus raíces africanas se repensó como descendiente de esclavos –cuestión oculta en la sobreprotectora burbuja familiar donde creció– y se comprometió con la identidad antillana y con el anticolonialismo.

LAS MUJERES-JUNCO

¿Cómo construyen sus vidas las protagonistas –segregadas y rechazadas– de La Deseada de Maryse Condé? Con amor y desamor; refundando su identidad y buscando su futuro a pesar de. Alonso¹ las define como «mujeres-junco: inquebrantables».

LA DESEADA: GPS

La Deseada, Maryse Condé; Impedimenta argentina 2021.

LA DÉSIRADE: DE PIRATAS Y LEPROSOS

El archipiélago de Guadalupe está formado por dos islas principales –Basse-Terre y la turística Grande-Terre– separadas por el canal Rivière Salée y unidas por puentes. Además, le pertenecen cuatro islas pequeñas e islotes. La Désirade (20 km2) se mantiene en estado natural, prístino. En su pasado lejano «alojaba» piratas que la usaban de escondite para atacar las Antillas.

Ruinas de la capilla de la leprosería, en Baie-Mahault. Funcionó entre 1720 y 1956.

Las autoridades coloniales le encontraron otras funciones a la isla; que en La Deseada Maryse Conde hace partícipes de la historia familiar: un hospital para enfermos de lepra y plantaciones de algodón (fotos inferiores). La Sociedad explotadora se arruinó con el ciclón de 1928.

RECOMENDACIÓN PARA CONOCER LA DÉSIRADE

La nota del periodista Sébastien Perrot-Minnot sobre su visita a la isla en 2019. Agradezco la gentileza de sus fotos.

 

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ENLACES Y REFERENCIAS

*Martha Asunción Alonso: escritora; estudiosa y traductora de Maryse Condé al español.
Foto principal: autor Mstyslav Chernov (enlace en fotografía)

 

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