Una niña crece durante la Guerra de Vietnam y, cuando la paz no llega, huye como refugiada a Malasia y es acogida en Canadá. Una mujer de minúsculas-microscópicas batallas. Una pequeña-gran novela.
Vi, una mujer minúscula, de Kim Thúy, continuación de Ru (pueden leerse independientemente, aunque el segundo completa al primero): preciosa literatura vietnamita actual.
Nuestros recuerdos nos pertenecen; y podemos elegir qué, cuándo y cómo contarlos. Kim Thúy tardó 30 años en hablar públicamente de su vida y, desde que comenzó, lo ha hecho encantadoramente. De la Indochina francesa al Vietnam actual, por un camino de detalles que salen del corazón.
VI, UNA MUJER MINÚSCULA – KIM THÚY
Vi, ‘preciosa minúscula microscópica’, significado literal del nombre en vietnamita, una niña que crece en Vietnam del Sur con una madre trabajadora y muy tradicional; un padre malcriado que poco sabe hacer; tres hermanos mayores que se salvaron de la muerte; y un abuelo al que los franceses le cambiaron el nombre, que fundó un imperio y que se enamoró a primera vista de una joven curvilínea con manos de hada en el Delta del Mekong.
El fin de la Guerra de Vietnam no significó la paz. A los 10 años, Vi y parte de su familia escaparon en una balsa de la muerte a un campo de refugiados en Malasia y fueron acogidos en Canadá.
Vi, una mujer minúscula, ¿qué es? Anécdotas –propias y ajenas; vividas, imaginadas y escuchadas– que salen de a trocitos según lo que Kim Thúy eligió contar.
Una historia que se va, suavemente, deslizando. Con detalles; opuesta a las sagas familiares, largas, complejas, que corren y atrapan al lector con eventos y hechos importantes.
La historia de Vi, en su Tierra natal y en la adoptiva –reconstruida de un modo inusual, con elementos comunes a En la Tierra somos fugazmente grandiosos–, son imágenes, sabores y reglas que arman un diccionario de costumbres vietnamitas.
Vi se esforzó por ser invisible; minúscula. No lo logró y fue contra los mandatos de una comunidad de inmigrantes cerrada. Decidió su propio destino y eligió una identidad que sumó sus raíces al mundo nuevo que la abrazó.
Kim Thúy ama y escribe en francés; insulta en inglés y come en vietnamita. Vi, una mujer minúscula es un regalo sobre la resiliencia, el coraje y la fuerza de las mujeres vietnamitas y sus pequeñas-minúsculas-microscópicas batallas.
-MALENA FERNÁNDEZ
KIM THÚY
Kim Thúy Ly Thanh, dueña de una sonrisa estruendosa y contagiosa, siente que debe ser feliz.
«En vietnamita conozco la palabra ‘tristeza’, pero no conozco palabras como ‘nostalgia’, ‘ira’ o ‘frustración’. El problema es que en vietnamita no expresamos nuestras emociones. Por eso, nunca sabemos qué decir cuando queremos transmitir un sentimiento, solo nos limitamos a decir: “¿Quieres más hielo, quieres más coco o quieres más mango?”. Lo mismo pasa cuando amamos a alguien: se lo hacemos saber a través de la comida».*
UNA NIÑA REFUGIADA: ALGO SE TRANSFORMA
Una criatura sobreviviente, sucia tras meses en un campo de refugiados y una travesía que creyó era el final, pisa por primera vez un suelo blanco por una nieve que nunca ha visto y por personas que no conoce.
Desacostumbrada al contacto físico, un «gigante» la recibe y le habla en una lengua que no entiende y la alza y la rodea con sus brazos dándole calma y amor.
Entonces algo se transforma y empieza un nuevo cuento por reescribir. No sólo está viva, desde ese día una Kim Thúy de 10 años se siente canadiense. Pensemos en los refugiados actuales de todo el planeta, esto no acabó.
VI, UNA MUJER MINÚSCULA – GPS
- Sección: VULNERABLES
- Dónde y cuándo: Vietnam del Sur y Canadá,. Casi todo el siglo XX.
- Autor: Kim Thúy
- Año de publicación: 2016 (Vi).
- Páginas: 150
- TEMAS: novela corta, saga, amor, costumbres en Vietnam, Historia de Vietnam, matrimonio, violencia de género, gastronomía, refugiados y migrantes, padres-hijos, literatura vietnamita, literatura asiática,
CAFÉ VIETNAMITA: EL MÁS CARO DEL MUNDO
La novela de Thúy, acorde a lo que cuenta sobre la importancia de la comida, está repleta de detalles gastronómicos. La mamá de Vi, arraigada a las tradiciones, le preparaba a su marido el mejor café del mundo: así, en parte, logró atraer su atención.
¿Cómo hacía el famoso Kopi Luwak o café de comadreja? Gota a gota, con granos de las heces del animal y hielo cortado a cuchillo en trozos exactamente iguales.
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*ENTREVISTA PARA EL TIEMPO 2016