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Autobiografía de mi madre

Autobiografía de mi madre, Kincaid

En Antigua y Barbuda, archipiélago antillano, excolonia británica, se habla inglés y francés criollos, coexisten vencedores y vencidos (la mayoría). Una mujer que nació en el bando pobre recuerda su infancia y su juventud. Un relato con rabia y autodeterminación.

Autobiografía de mi madre de Jamaica Kincaid representa el Caribe de la autora, como toda su obra. En Antigua y Barbuda ser caribeño pesa: simboliza a los vencidos. Se soportan miradas discriminatorias y se prefiere la sangre africana aunque la hayan traído con grilletes. O la de los colonos. Pero eso ya es utopía.

Los niños no estudian, menos aún las niñas, andan descalzos; los castigos físicos le han ganado a la ternura. Se ha impuesto que se conviertan en malos imitadores de una cultura que no les pertenece. Esta es la Antigua y Barbuda de Xuela, la de Autobiografía de mi madre, la de Jamaica Kincaid

AUTOBIOGRAFÍA DE MI MADRE – JAMAICA KINCAID

Xuela no conoció a su mamá. Su papá la entregó a una lavandera pobre que nunca la quiso. A los siete años la fue a buscar en un burro para abandonarla varias veces más. El amor no formó parte de la hija de un policía corrupto.

«¿DE QUÉ LE IBA A SERVIR LA EDUCACIÓN A ALGUIEN COMO YO?» A Xuela, extrañamente (niña, mitad caribeña y pobre), su papá la envía «con un uniforme cuyos colores y estilo imitaban los colores y estilo de una escuela perteneciente a otro lugar, un lugar muy lejano». Y usó por primera vez zapatos y calcetines.

La niña perdió el miedo y se hizo adulta antes de hablar. Se construyó un caparazón contra la indiferencia y aprendió a tomar decisiones y a mirar con desdén. En Autobiografía de mi madre, vemos cómo crece y endurece su carácter sin escapar del «lugar«: el de Annie Ernaux y el geográfico; ambos constituyen límites.

A los 70 años, Xuela recuerda con sinceridad y sin sentimentalismo a padres, hermanos y amantes. Reivindica sus elecciones, su cuerpo y sus ideas.

Autobiografía de mi madre es un relato rabioso en primera persona de una mujer cuya autodeterminación le posibilitó inventarse un futuro, vencer, entre los vencidos.

Jamaica Kincaid no quiere escribir sobre la raza ni sobre el trauma. En Autobiografía de mi madre se revelan sus intenciones: con Xuela expone una condición (vencida) sin victimizarla.

La autora de Lucy, de Un pequeño lugar y de Mi hermano –eterna candidata al Nobel, amante de libros y plantas por igual, de firmes posturas y enorme calidad literaria– es para adorar y devorar. Jamaica Kincaid: de culto.

-MALENA FERNÁNDEZ


JAMAICA KINCAID Y AUTOBIOGRAFÍA DE MI MADRE

Elaine Cynthia Potter Richardson o Jamaica Kincaid. «Estos no son lugares que apoyan a la gente. Estaba intentando hacer esto que, hasta donde yo sé, nadie en Antigua había intentado hacer.

Parte de la razón por la que cambié mi nombre fue para que no supieran que estaba escribiendo. Tenía miedo de que se rieran de mí, aunque eso no me hubiera detenido». *

Jamaica Kincaid. Foto: Sofie Sigrinn, via Wikimedia Commons

AUTOBIOGRAFÍA DE MI MADRE, GPS


NI BLANCOS NI NEGROS: VENCEDORES Y VENCIDOS

Jamaica Kincaid nunca hace referencia a ‘negros’ y ‘blancos’; se expresa como «vencedores» y «vencidos». No le interesa hablar de la raza: para ella «somos todos negros, es lo mismo. O da igual». No es cuestión de colores.

Vencedores. Puerto de St. John

Autobiografía de mi madre manifiesta su postura: las consecuencias de una guerra sobre quienes perdieron en Antigua y Barbuda: el caribeño –el pueblo originario, «el indígena»– y la mujer.

Antigua y Barbuda: vencidos. Para Xuela, la isla es una prisión.

UNA ESCRITORA ANTIGUANA Y QUEER

Jamaica Kincaid tiene una personalidad muy atractiva. La alta autoestima –tan presente en Xuela– fue necesaria en un sitio donde casi siempre hubo amos (la independencia llegó en 1981).

En Antigua y Barbuda no hay primaveras ni otoños, ni esperas ni transiciones climáticas. El tiempo se difine en temporada de lluvias y sin ellas. Simple.

Hoy Jamaica Kincaid reclama su derecho a ser ambigua o clara. A no ser nada en particular más que sincera.

ISLAS, ¿PARAÍSO O PRISIÓN?

Isla de Antigua, Antillas Menores. Foto: giggel, via Wikimedia Commons

Para Xuela, «su pequeña isla, entre un mar y un océano, no es ninguna patria». Peor aún: «oculta secretos y es peligrosa y puede engullir de un solo bocado cosas mucho más grandes que ella misma».

Jamaica ha dicho con la seguridad y honestidad que la caracteriza: «En el lugar de donde vengo no tienes mucho espacio. Tienes el mar. Si pisas el mar, te hundes. Lo único que puede hacer el mar es llevarte».

La industria del turismo burbuja y de los all inclusive poco educa. Para conocer la mirada de Jamaica sobre esta isla paradisíaca bautizada por Colón y de la que muchos habitantes quieren salir, léanla.  El antimarketing de Antigua y Barbuda.


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*ENTREVISTA PARA MISSOURI REVIEW | 1/6/2002  
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