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Visitar las casas cubo de Rotterdam

Visitar las casas cubo de Rotterdam: un complejo sobre la calle Overblaak mundialmente famoso y accesible para turistas; por dentro y por fuera.

Sus habitantes son creativos y flexibles: a 1 hora de Ámsterdam, las casas amarillas que ¡jamás pasarán desapercibidas! Monumento nacional, se miden en m³ y están torcidas. Vivir a 45° en Rotterdam: un desafío a la gravedad. 

Visitar las casas cubo de Rotterdam, en Holanda, resulta una experiencia curiosa y open minded. Desde afuera, su inusual aspecto despierta elucubraciones y satura nuestro teléfono de fotos lúdicas. Sitúen donde se sitúen, la perspectiva del mundo se vuelve geométrica y, como en un caleidoscopio, adquiere infinitas posibilidades.

VISITAR LAS CASAS CUBO DE ROTTERDAM

Finalizado el recorrido exterior –caminen libremente por las áreas comunes de este particular edificio-puente– viene el quid de la cuestión. No se trata de un parque de diversiones, ¡¿cómo viven?! Parece inexplicable. ¿Será como en esos cuartos giratorios de los videoclips musicales o sometidos a la ezquizofrenia de un joystick?

Cuando miraba a través de los vidrios sin cortinas de las cocinas, pensaba: «los frascos de condimentos apuntan como flechas directo a mi cabeza; espero que no abran la ventana justo ahora».

UN BOSQUE DE CASAS-ÁRBOL

El complejo de las Kubuswoning –oficialmente Overblaak– se conoce como Het Blaakse Bos, la visión del arquitecto holandés Piet Blom. Cada cubo girado 45° sobre un palafito representa un árbol; el conjunto, un bosque.

En la práctica funciona como puente peatonal (según Blom, inspirado en el Ponte Vecchio de Florencia) por sobre la transitada calle Blaak.

VISITAR LAS CASAS CUBO POR DENTRO

Afortunadamente nuestras fantasías tienen solución. Existe una casa cubo convertida en museo: el Kijk-Kubus Museumwoning. Tiempo libre, sin guía ni explicaciones. By your own. 

CASAS CUBO DE ROTTERDAM: GPS

EXPERIMENTAR UNA CASA CUBO

El hostel StayOkay, en el llamado gran cubo (diferente a las casas), ofrece alojamiento: habitaciones y baños compartidos o en un estudio individual.

VIVIR EN UN CASA CUBO DE ROTTERDAM

Las Kunst-Kubus no son exactamente iguales entre sí y cada dueño pone su impronta. Si les interesa vivir en una de ellas y tienen 425 mil euros, la Overblaak 24 se vende. Consulten con esta corredora: advierte que necesita algunas reparaciones y que es un modelo con más ventanas. No se parecen en nada a las imágenes deslucidas del museo.

Observen auna casa cubo habitada: cómo, con imaginación y personalidad, se transforma en un ambiente atractivo y original (con sus limitaciones).

¿Qué hacer en Rotterdam en un día?

Pasen medio día en los antiguos molinos de Kinderdijk. Después o antes según el clima, visiten Overblaak, must de Rotterdam –si compran souvenirs, en comercios cuestan mucho menos que en el museo (lo sé por experiencia tardía)–, vean El Lápiz y coman –revisen horario- en el Mercado (los tres juntos).

PIET BLOM: GIRAR UNA VECINDAD

Más allá de las bromas, las casas-árbol lucen tan futuristas y modernas como hace 40 años, por dentro y por fuera.

Hija de arquitecto, recordaba las casas cubo de Rotterdam por un libro que había en la casa de mi infancia: su amarillo furioso y su inexplicable morfología quedaron latentes en mi imaginación. ¿Qué me hubiera dicho Héctor si las hubiera conocido?

¿Puro ego del holandés, monumento al desperdicio de espacio, una buena forma de llenarse de chichones, una obra de arte arquitectónico? 

Marina, casas cubo y, a la derecha, «El lápiz»; otro ícono junto con el Mercado de Rotterdam. Foto de Peter Hall en Unsplash

Aunque mi padre manejaba un humor particular y abogaba por la funcionalidad de las cosas, me hubiera explicado el modelo de edificio estructuralista y el concepto detrás de él. Blom no solo giró las casas; sino el eje convencional de vivienda social.

Overblaak representa sus conceptos de urbanización, de comunidad vecinal y de complejo habitacional opuestos al diseño vertical y a la burbuja del country: un pueblo dentro de una ciudad y la interconexión entre lo público (escalones abajo) y lo privado (escalones arriba).

A Piet Blom, le encargaron construir sobre un espacio que había sido destruido en la Segunda Guerra Mundial «algo con carácter». Nadie duda del resultado.

 

 

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