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Saboreando el cielo

saboreando el cielo

La pequeña Ibtisam tendrá tres amigos: un burro mientras se esconde de las bombas, un cabrito cuando puede volver a su casa y una letra, cuando se refugian en un orfanato.

Una infancia palestina en Ramallah en 1967. Libro que no nos aclara nada acerca de los enfrentamientos: trata de una niña que aprende a correr, a ser invisible y a atarse los zapatos a sus 3 años.

Saboreando el cielo, de Ibtisam Barakat, narra la infancia de la autora a través de sus ojos de pequeña. Dirigido a un público desde los 14 años, transcurre en medio de la guerra árabe-israelí de los Seis Días.

Ibtisam escritora es muy poética; Ibtisam niña; näif; neutra (si es posible). Una novela autobiográfica contada por una criatura que aprendió a caminar hace no tanto.

La novela inicia y termina en 1981, con una Ibtisam de 17 años regresando de la ciudad universitaria Birzeit a su casa en Ramallah. Iba a buscar cartas de sus amigos. La detención en un checkpoint dispara su memoria. Foto del campús (2020): Nálmimi, via Wikimedia Commons

SABOREANDO EL CIELO – IBTISAM BARAKAT

1967. En una aldea de Ramallah, Palestina, una niña de 3 años corre feliz a recibir a su papá. Ese día su papá corre también hacia ella y le grita: «métete adentro, comenzó la guerra». La mamá se araña la cara, toma a su bebé y reúne a sus hijos. La familia de Ibtisam, junto a cientos de palestinos, emprende la huida en medio de la noche a refugiarse en Jordania. Ella ni siquiera sabe atarse los zapatos.

Saboreando el cielo: una infancia palestina no es una novela bélica. Es la historia de una niña árabe, de una familia árabe, de una casa árabe en medio de una guerra. Abruptamente los soldados los atacan y los arrancan de sus vidas, de sus hogares y de su patria. ¿Cómo atraviesa eso esta criatura? Saboreando el cielo.

Podría (padres trabajadores con cuatro hijos, preocupados por alimentarlos y educarlos) ser la de cualquiera de nosotros. Resulta que no es una niña cualquiera: es palestina y esta es su infancia.

A los 4 años, la protagonista avisa que ya sabe qué hacer ante una guerra; y que lo más importante es llevar los zapatos bien puestos.

Libro íntimo que nos obliga a pensar en la cotidianidad de la niñez en guerra y como refugiados. Cómo conservar –además de la vida– algo de normalidad: ir a la escuela, aprender a leer y a escribir, jugar, imaginar, tener amigos.

Barakat, poeta, crea con habilidad escenas muy vívidas y visuales. Nos sentimos espectadores de un historia triste, tierna y dolorosa. La situación no puede ser más difícil; se «compensa» con la burbuja de protección familiar y vecinal.

El orfanato Dar Al-Tifl se creó en 1948 en una de los edificios de un palacio. Ibtisam pasa aquí una segunda etapa como refugiada con su mamá. Se siente muy sola, extraña a sus hermanos y a su papá. Hasta que encuentra un amigo: Alif, la primera letra del alfabeto árabe. Foto: McKaby, via Wikimedia Commons

¿CÓMO SE SOBREVIVE A LA LOCURA?

Con suerte y con amor. En Saboreando el cielo, encontrarán milagros para escapar de los ataques aéreos y un pueblo solidario.

Los escritores de países que han atravesado circunstancias traumáticas terminan coincidiendo. Barakat con el angoleño Agualusa, en no olvidar; con el burundés Gaël Faye en que les han robado su patria y su infancia. Con la nigeriana Chimamanda, en combatir la historia única.

En Una infancia palestina encontrarán cariño y abrazos en medio de la guerra. Los palestinos no conocen de despedidas a sus familias y a sus hogares. Sin adiós, no hay duelo ni olvido. Saboreando el cielo transmite la entereza y resistencia del pueblo palestino para afrontar su NAKBA.

-MALENA FERNÁNDEZ


IBSTISAM BARAKAT Y SABOREANDO EL CIELO

Ibtisam Barakat nació en 1963. Vive en Estados Unidos, estudió periodismo y pudo tener una visión más amplia de la historia. Cree que el mundo guarda silencio o culpa a unos u otros; pero que puede prevenirse la destrucción de los seres humanos.

«La existencia de los palestinos que viven en Cisjordania o en Gaza depende diariamente de lo que haga o deje de hacer el ejército israelí. La ocupación ha deshumanizado a ambos pueblos y los palestinos han dejado de prestar atención a sus sueños, a la cultura, a la relaciones; por supervivencia».

Ibtisam Barakat, asfixiada de política, necesitaba hablar de su vida personal y no avivar ningún fuego. Con Saboreando el cielo pretende sanar su experiencia y el miedo con el que creció. * (Entrevista en The Nation)


NO PEACE

Al final del triunfo judío en la Guerra de los Seis Días, Israel ocupó los territorios palestinos de Cisjordania y Gaza (situación que persiste hasta hoy). Una defensa para Israel; la continuación de la NAKBA para Palestina, la ‘catástrofe’ iniciada en 1948. Para muchos, colonialismo.

«Nuestra casa se encontraba en lo alto de una colina. En tres de sus faldas no había nada». Beit Hanina: en el centro, la parte antigua; arriba de ella, donde vivía Ibstisam. Entre ambas, un muro. Foto: יעקב, via Wikimedia Commons

Beit Hanina –barrio árabe donde nació Barakat, a 25 km de Ramallah (Cisjordania)– era territorio palestino. Tras la Guerra de 1967 fue dividido en dos aldeas –desde el 2006, cercadas por el Muro israelí–: la de la escritora, Beit Hanina Al-Jadida, fue anexionada a Israel (Jerusalén Este).

ENTRE LO POLÍTICO Y LO NEUTRAL

Aunque la narrativa sea inocente, está claro que ella no lo es. El prólogo de Una infancia palestina menciona connivencias políticas, de ambos gobiernos y de la comunidad internacional (pueden leer un extracto aquí): en el medio, mueren miles de seres humanos.

Los protagonistas de Saboreando el cielo: familia casi completa. Papás, nuestra escritora y sus dos queridos hermanos mayores.

 

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