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Origen del tango: negro, machista y marginal

Cuál es el origen del tango

Los esclavos africanos le han dado, en parte, su postal ante el mundo a la Argentina.

El tango, marca registrada del Río de la Plata, famosa en todo el mundo, adorada en sitios tan remotos como Japón, se baila, se escucha y se ve. ¿Cómo nació? Del ‘tan-gó’ al ‘tango’, de África a los cuchillos: el origen negro del tango. O «infame», como decía Jorge Luis Borges.

En esta nota, encontrarán sobre los orígenes afro en la música rioplatense:

«Candombe federal», cuadro de Miguel Boneo (Argentina, 1836). Museo Histórico Nacional, Buenos Aires.

ORIGEN NEGRO DEL TANGO

¿Cuál es el origen del tango? La palabra ‘tango’ tiene origen africano, y es muy anterior a la danza y a la canción: nació a ambas orillas del Río de la Plata e ingresó a las culturas argentina y uruguaya en épocas de la colonia como derivación de la voz ‘tan-gó‘.

DEL TAN-GÓ AL TANGO

¿Qué era el tan-gó? Un instrumento de percusión que tocaban los esclavos negros –traídos por los conquistadores– en los candombes, un ritmo musical de Angola y el Congo.

En el 1800 los sones mulatos de los escobilleros (los que van al frente de las comparsas) arrancaban así:

Cum-tan-gó / Caram-cum-tan-gó  // Cum-tang-gó / Caram-cum-tan-gó

Cum-tan-gó / Talangó y tangó // Cum-tan-gó / talangoté.

Dame un besito, molena, // aquí que nadie nos ve…

RAÍCES DEL TANGO: COSA DE HOMBRES

En Argentina, el tango fue un fenómeno urbano que empezó en los paupérrimos suburbios y se movió luego al centro de capital. Originalmente, como las góndolas de Venecia, fue cosa de hombres: entre gauchos y corraleros, en mataderos y curtiembres, figuras y escenarios de la Argentina decimonónica.

A mediados del 1800, la capital crecía a partir de hombres solitarios y a la deriva. Quiénes: inmigrantes europeos que llegaron a «hacer la América» (la mayoría sin su familia, al principio), gauchos que volvían a la «gran aldea» desplazados por los malones de los indígenas; y los soldados licenciados de la Campaña del Desierto (Patagonia).

 

Los tres grupos de marginados encontraron compañía y diversión en almacenes y en los candombes de los negros. Fue más adelante que vendrían los burdeles y la mujer –prostituta– entraría en la escena del tango.

Mercado de Buenos Aires, circa 1930. Archivo General de la Nación.

CANDOMBE, CORTE Y QUEBRADA

El candombe se bailaba suelto, en pareja, en la calle. Los negros con sus ropas coloridas y contoneos competían entre sí. Habitualmente terminaban en sangrientos enfrentamientos en plena vía pública. La consecuencia fue la clausura y el paso a espacios cerrados y semiclandestinos.

Los primeros salones de baile fueron propiedad de los negros.

En el Buenos Aires de 1850, con esclavitud abolida, había dos famosos; sus dueñas –Agustina y Carmen Gómez– regenteaban los peringundines y rivalizaban entre sí por la clientela. Las malas lenguas dicen que una le había embrujado la casa a la otra echándole sal.

LUNFARDO, EL LENGUAJE DEL TANGO


LOS PERSONAJES: MALEVOS, GAUCHOS, COMPADRITOS Y NEGROS

Los personajes menos prestigiosos de la época se juntaban en las «Academias de Baile» a escuchar un repertorio indefinido de mazurcas, habaneras, milongas, polcas, choti, valses y un rudimentario futuro tango criollo.

Soldados; gauchos con su atuendo campesino; morenos de diferentes barrios; carreteros que venían del interior; malevos con traje a rayas gruesas, pañuelo al cuello y cuchillo; y jóvenes de familia con ganas de probar su audacia armaban jaleo cada dos por tres.

La policía frecuentaba estos sitios de gente «predispuesta al desorden, la mala vida y la ebriedad». Todo terminaba con los vidrios rotos y los señores en la cama del hospital o en la morgue.

El tango se nutrió de diversas fuentes y valores. Los compadritos ansiaban los candombes de los negros y, de algún modo, juntos inventaron la milonga (también un africanismo que significa ‘palabra’): la música y la coreografía fueron mutando, e introdujeron el «corte» y «quebrada» (cortaban el desfile callejero del candombe y quebraban el cuerpo con movimientos sensuales).

UNA TESTIGO, NIETA DE ESCLAVOS

En 1870, Buenos Aires tenía 180 mil personas, de los cuales 8000 eran negros. Para entonces, según contó una nieta de esclavos, ya antes de la peste grande, los «mozos bien» comenzaron a vestirse de morenos, imitando sus modos de bailar; y los compadritos inventaron la milonga hecha sobre la música de ellos, que no tuvieron más remedio que encerrarse en sus casas porque eran pobres y les daba vergüenza.* (15/02/1907, revista Caras y Caretas).

SIGLO XX, OTRA MIRADA

Durante mucho tiempo el tango tuvo mala fama. Hacia 1915 la música rioplatense ya se miraba con simpatía; el diario Crítica de Buenos Aires decía esto: «El tango, cuya partida de bautismo se registró en los anales populares del viejo barrio corralero –actual Parque Patricios, donde estaban los Corrales Viejos– ha tenido insospechable resurgimiento. (…) Hasta hace poco nadie se acordaba de él sino para condenarle por sus extravagancias de arrabal. Se le consideraba baile genuino de gente bravía, de los que en cada minuto manda envuelta una puñalada de desafío».

Nació en los Corrales Viejos allá por el ’80. // Hijo fue de la milonga y un pesao del arrabal. // Lo apadrinó la corneta del mayoral del tranvía // y los duelos a cuchillo le enseñaron a bailar. Miguel A. Camino.

Edmundo Rivero, tanguero argentino, canta «El choclo» (estrenado en 1903).

El tango nació y se desarrolló en los márgenes de la sociedad. El origen negro del tango se explica por la esclavitud africana –de lo que no se habla– que hubo en Argentina y por su vínculo paulatino con los personajes de los suburbios de la época -barrios de La Boca, Barracas, Parque Patricios, San Telmo, todos los marginados en un país que buscaba identidad tras la Independencia de España.

Cada uno de ellos dejó su impronta en un ritmo único de innegable belleza. Uruguay ha sido fiel y respetuoso con el legado africano; Argentina no es suficientemente justa con su postal ante el mundo entero, y parece olvidar que el tango tiene origen negro y esclavo.

Rubén «El Negro» Rada, músico uruguayo, canta «Un tango para Gardel».

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* Litografías de Bacle. Archivo General de la Nación Argentina. **Foto del gaucho Juan Moreira (1868), Lima, Perú, por Eugenio Courret. (Public domain, via Wikimedia Commons) y «Los negros durante las invasiones inglesas». Elissalde, R.

 

 

 

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