Icono del sitio Read & Fly

Catolicismo en Japón: kirishitan y jesuitas

Catedral de Urakami, catolicismo en Japón

Catedral de Urakami, Nagasaki. Foto: Marine-Blue, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons

Los cristianos japoneses existen gracias a que muchos negaron su fe y por siglos la sostuvieron en la oscuridad, solos, sin curas y sin iglesias.

El catolicismo en Japón ha experimentado, como todas las religiones, periodos de luz y de sombra, y ha soportado masacres, persecuciones y torturas.  

Fotograma de la película Silencio de Scorsese -basada en el libro homónimo de Shuzaku Endo-. Trata el comienzo de la matanza y la persecución de cristianos y jesuitas en Japón.

«Padre, ¿por qué nos manda Deus tantos sufrimientos? Si nosotros no estamos haciendo nada malo. —Callábamos.». (Silencio, Shūzaku Endō)

CATOLICISMO EN JAPÓN: KAKURE KIRISHITAN

En un mundo de sintoístas y budistas, 0,5 % de los japoneses son católicos o kirisuto kyo. La libertad religiosa la marca su Constitución, pero no siempre fue así. ¿Cómo surgió este culto? Por evangelizadores portugueses, costeados por el reino, en el 1500. Gozaron de prestigio y tolerancia durante 40 años; hasta que fueron prohibidos.

Kirisuto kyo es el católico japonés actual; el kakure kirishitan practicaba –clandestinamente– el cristianismo en los siglos XVII y XVIII.

Desde entonces, por 250 años los tiranos estatales los persiguieron brutalmente –una batalla de Oriente contra Occidente– y se cobraron la vida de miles de cristianos de las ocultos –kirishitans– y misioneros.

El plan macabro implicaba mucho más que asesinarlos: convertirlos. Samuráis, budistas, curas y campesinos eran obligados a negar a Cristo y a María a través de una práctica humillante y moralmente tortuosa: el fumie.

FUMIE

En el llamado «catolicismo de las catacumbas», todos los japoneses debían demostrar cuál (no)era su fe. Pisaban frente a un «jurado» imágenes metálicas o de madera de Cristo y de la Virgen.

Fumi (‘pisar’) + e (‘imagen). Impresión periodo Meji, circa 1870 (dominio público)

«Un hombre espera nervioso en la fila a que lo llamen. Cuando escucha su nombre da un paso adelante bajo la intensa mirada de las autoridades que fueron enviadas especialmente para la ocasión.

Debe declarar públicamente, sin ningún signo de duda, que ha abandonado su fe; así vivirá un día más. Frente al hombre hay una pequeña imagen de bronce en la que se ve a Jesucristo en la cruz. Le piden que la pise».*

Los 96 mártires y otros miles de asesinados casi acaban con los kirishitans. Los fumie causaron ejecuciones; pero también lograron que la religión -estoicamente- sobreviva: porque hubo quienes se negaron a expensas de sus propias conciencias –fingieron– hoy existen 500 mil japoneses católicos.

SINCRETISMO RELIGIOSO

María Kannon, la virgen budista, sincretismo entre el cristianismo y la deidad de la misericordia, representa tiempos oscuros.

JAPÓN CATÓLICO HOY

Muchos de los sobrevivientes no resistieron y se convirtieron al sintoísmo o budismo. Cuando a fines del siglo XIX se recuperó la libertad religiosa, algunos regresaron a la Iglesia. Otros, no; preservaron sus ceremonias en la intimidad de la manera en que les fueron transmitidas de generación en generación, sin sacerdotes ni iglesias.*

Nagasaki e Hiroshima, bombardeadas por Norteamérica durante la II Guerra, concentran la comunidad cristiana. La Catedral de Urakami en Nagasaki, a 500 m del epicentro del estallido, reconstruida completamente en 1959, es el principal templo del mundo católico japonés.

¿Qué es ser kirisuto kyo? Silencio de Shūsaku Endō, japonés y católico, ofrece una mirada sobre el pasado violento para comprender el presente.

 

MÁS JAPÓN: AQUÍ

MÁS RELIGIÓN: AQUÍ

SILENCIO, SHŪSAKU ENDŌ: AQUÍ

INICIO: AQUÍ

 

CRÉDITOS

 

 

Salir de la versión móvil