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Sainte-Chapelle de París: un caleidoscopio santo y gigante

sainte chapelle de Paris

La Sainte-Chapelle de París, junto con Notre-Dame y la Concergerie, es una de las atracciones más antiguas y turísticas de la ciudad. Puede ser uno de los imprescindibles, una visita individual o ser parte de un recorrido medieval por las Islas (de la Cité y St. Louis), la zona donde se fundó la capital.

En esta nota hablaremos sobre historias y curiosidades de la Sainte-Chapelle de París y su visita en el 2021.

BREVE HISTORIA DE LA SAINTE-CHAPELLE

En la Île de la Cité –donde alguna vez vivieron romanos y mucho antes, celtas; cuando París no era París– funcionó el epicentro de la vida medieval parisina y allí vivieron los primeros reyes franceses. La ciudad, que era apenas un poco más grande que las islas, estaba amurallada, con grandes portones custodiados que se cerraban por las noches.

El recorrido para llegar es medio intrincado, entre pasadizos y otros edificios y estructuras, con una fachada que no da a la calle. ¿Por qué está semioculta?

Por entonces no existía Versalles ni el Louvre (residencias reales muchos siglos después), y los reyes habitaban en el Palais de la Cité (Concergerie y Palacio de Justicia es lo que queda en la actualidad). Usado por 300 años, este Palacio tenía su propia capilla, la Sainte-Chapelle.

TIEMPO DE CRUZADAS

En el 1240, el rey de Francia, Luis IX, futuro San Luis, ordenó construir una iglesia exclusiva en el Palacio con entrada privada desde sus aposentos (originalmente no había acceso desde el exterior). Luis IX, un monarca extremadamente espiritual, llevaba una exigente vida religiosa, casi sacerdotal.

Pero, hubo otras razones para hacer tan espectacular capilla.

Hace 800 años, Europa era tiempo de Cruzadas y de Templarios. Luis IX se entregó en cuerpo y alma a la causa cristiana y participó activamente en la expulsión de los musulmanes. De las guerras trajo un trofeo y para guardarlo encargó la fabricación de un monumental relicario: la Sainte-Chapelle.

Luis IX había comprado al emperador de Constantinopla (pagó una fortuna, más que por construir la capilla) el tesoro más grande del mundo cristiano. Trajo a Francia –dicen que entró arrodillado y descalzo a París– nada más ni nada menos que la Corona de Espinas de Jesucristo (y otras Reliquias).

No caben dudas de que Francia aumentaba su poder y su imagen de país cristiano; con las Santas Reliquias en su territorio (y en su patrimonio) aspiraba a ser la “Nueva Jerusalén”. Con semejante destino, la Sainte-Chapelle de París se convertiría en un bellísimo y privadísimo templo.

ARQUITECTURA DE LA SAINTE-CHAPELLE DE PARÍS

La Capilla es un edificio básicamente de vidrio: increíbles y alargadas vidrieras con la historia bíblica de la Humanidad cubren todo el espacio y lo llenan de luz y color. En la planta baja, otra capilla, en su momento destinada al personal del Palacio, recibe al al público hoy.

¿CÓMO VER LA CORONA DE ESPINAS DE JESUCRISTO?

En puntas de pie, desde la ignorancia, la emoción o la curiosidad, más de uno estira el cuello para espiar el alto Relicario. No hace falta; ese relicario no es el original y está vacío. Para seguir la ruta de la Corona de Jesucristo y ver lo que ha sobrevivido, hay que ir a Notre-Dame (o había).

 

La hermosa París y Notre-Dame (foto: antes del incendio) guardan la Corona de Jesucristo.

VISITAR LA SAINTE-CHAPELLE DE PARÍS

Se ingresa por el primer nivel, luego se sube al cofre; y, de golpe, sin anestesia el caleidoscopio santo y gigante. El efecto emocional y visual que produce la entrada al recinto es sobrecogedor.

La Sainte-Chapelle finalizó los trabajos de limpieza y recuperó su transparencia: el gran caleidoscopio brilla por completo.

ENLACES ÚTILES

www.sainte-chapelle.fr

www.monuments-nationaux.fr

la.sainte-chapelle@monuments-nationaux.fr

 

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